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Jarrón hongo
José María Obando Montenegro
Madera tallada con barniz de Pasto
39 x 18 cm
2016


Con la renovación del Museo Colonial, ocurrida entre 2014 y 2017, se restauró la Casa de las Aulas y se actualizó el guion curatorial y museográfico. También se actualizó la política de colecciones, pues en los primeros años del Museo se trató de acopiar y conservar obras y piezas de la época colonial. Tras la renovación, se hizo evidente un interés por conservar, investigar y divulgar piezas que dieran cuenta de los procesos históricos ocurridos durante los siglos XVI, XVII y XVIII, y también obras contemporáneas que se vincularan a y reflexionaran sobre el pasado colonial americano.


Fue en este contexto, y con el objetivo de dar a conocer objetos contemporáneos ligados a oficios y saberes nativos, que ingresó el Jarrón hongo a la colección. La pieza, donada por la Fundación Mundo Espiral, está decorada con barniz de Pasto, técnica ancestral que, en 2020, fue reconocida por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La decoración con esta técnica se realiza a partir de una resina obtenida de los cogollos del árbol de mopa-mopa, que crece en el piedemonte amazónico colombiano. Tras limpiar y calentar la resina, se le aplican pigmentos, se amasa y se estira hasta formar una lámina delgada que se adhiere al objeto a decorar. Poco a poco, con un objeto cortopunzante, se definen las formas ornamentales y se crean capas de diferentes colores, que conformarán la decoración final de la pieza.


Este oficio tuvo sus orígenes en el periodo precolombino. En él no solo participan los barnizadores, sino también otros artífices, entre ellos los artesanos que ensamblan o tallan los objetos en madera y los recolectores de la materia prima necesaria para hacer la decoración.


Para la ornamentación de este jarrón, el maestro José María Obando utilizó algunos motivos prehispánicos como inspiración para el diseño de la trama ornamental. Destaca en el jarrón el uso de colores contrastantes: dorado y negro, aspecto que hace referencia a la idea de complementariedad arraigada en la cosmogonía de los pueblos originarios andinos. Según esta, los opuestos como femenino/masculino, negro/blanco y abajo/arriba, sustentan el orden del mundo.


La estructura compositiva del jarrón incluye un motivo central, una serie de ornamentos y las cenefas, conocidas también como guardas, elementos que funcionan a modo de divisiones y que organizan el espacio compositivo. Este tipo de decoraciones dan a la pieza un carácter narrativo que da cuenta de cierta concepción del mundo de los grupos indígenas que habitaron la región que hoy corresponde al norte de Ecuador y el sur de Colombia.


Por su belleza, complejidad y similitud con las lacas provenientes de Asia, la calidad del barniz de Pasto no solo fue importante en el periodo precolombino, sino que también fue reconocida en diversos textos de cronistas europeos que arribaron al territorio americano. Pese a los cambios que se han dado a lo largo de los siglos, hoy esta técnica continúa practicándose en más de treinta talleres ubicados en la ciudad de Pasto, en Nariño.