Inicio de sesión

Pedro Díaz Antonio
Tinta china sobre papel amate de corteza de árbol
118 x 120 cm
2018


En julio de 2020, la entonces embajadora de México, Patricia Galeana, ofreció en donación la obra La gran fiesta de Xalitla al Museo Colonial. Al ingresar a nuestros acervos, esta pieza gráfica, que pertenecía a la colección personal de Galeana, se ubicó en la Sala 2 del Museo, donde hoy se encuentra. Su autor es Pedro Díaz Antonio, artesano proveniente de Xalitla, en el estado de Guerrero, México. Díaz Antonio trabaja la pintura sobre papel amate desde hace más de cincuenta años.


El soporte de esta obra es un tipo de papel que se fabrica de manera artesanal con la corteza extraída del árbol de amate. Su producción tuvo origen entre los pueblos prehispánicos mexicanos, unos de los primeros en desarrollar alguna técnica de elaboración de papel. Para las culturas mesoamericanas, este material no fue solo un soporte para registrar documentos escritos, como los importantes códices producidos por los indígenas, también tuvo un importante uso ceremonial. En la actualidad, la labor de artesanos como Díaz Antonio es de suma importancia. Junto a él, otros artesanos del papel se consideran herederos de los tlacuilos prehispánicos, quienes registraban en los códices los hechos que ocurrían en el día a día. Así, artistas como Díaz Antonio buscan mostrar, con su arte, la vida cotidiana de la comunidad que habitan.


La tradicional fiesta del 12 de diciembre, en Xalitla, retratada aquí en tinta china, conmemora el día de la Virgen de Guadalupe en este pueblo mexicano. La obra se caracteriza por la profusión de figuras humanas, representadas con líneas de borde negro. Dispuestas sobre un fondo terracota y con escaso espacio entre ellas, estas figuras son de color blanco. La composición no busca ser una representación realista, por lo que tampoco se aplicaron en ella principios técnicos de proporción ni perspectiva.


Ocupa el centro del segmento superior la figura de un sol, símbolo de gran importancia en la iconografía indígena. Bajo el disco solar vemos diferentes grupos de individuos. Las personas ubicadas en el segmento superior, cosechan el maíz, alimento por excelencia de la dieta prehispánica, que continúa consumiéndose aún hoy. Más abajo, vemos hombres y mujeres que se dirigen a la iglesia y que celebran la festividad.


Desde la Colonia hasta nuestros días, la Virgen de Guadalupe ha sido una imagen religiosa de suma importancia tanto en México, como en toda Latinoamérica. La trascendencia de esta imagen se gestó a partir de los hechos milagrosos que presenció un indígena llamado Juan Diego en el cerro de Tepeyac, entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531. Estos prodigios fueron el punto de inicio de una devoción que trascendió la esfera de lo religioso y se ha convertido en todo un ícono cultural. Su arraigo es hoy tan fuerte, que se la considera patrona del pueblo de Xalitla, donde se sigue celebrando su fiesta cada 12 de diciembre, fecha que conmemora su última aparición.