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Pieza del mes - Diciembre 2018 - Museo Santa Clara

El sueño del bachiller Cotrina

Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (firmado)

Óleo sobre tela

63 x 42 cm

1668 (fechado)


Juan Cotrina (XVII-1680) fue un criollo nativo de Tunja. Desconocemos la fecha de su llegada a la ciudad de Santafé, donde sirvió de capellán y fue reconocido por un sueño maravilloso que tuvo. Fray Alonso de Zamora (1635-1711) y Juan Flórez de Ocariz (1612-1692), relatan en la Historia de la Provincia de San Antonio del Nuevo Reino de Granada (1701) y en las Genealogías del Nuevo Reino de Granada (1674) respectivamente, que un día el bachiller tuvo una visión tan vívida que le dejó su alma llena de afectos, virtudes y amor por la Virgen María. Estos sentimientos impulsaron al bachiller a solicitarle al pintor Antonio Acero de la Cruz (1600-1667) una pintura que retratase la visión. Acero de la Cruz correspondió la petición componiendo un lienzo donde la Virgen, sentada en un trono de nubes, sostiene un rosario en una de sus manos y en la otra, al Niño Jesús. A sus pies los jesuitas san Ignacio de Loyola (1491-1556) y san Francisco Javier (1506-1552) la acompañan en posición orante. Este óleo del pintor santafereño sigue aún en el altar mayor de la iglesia de Las Aguas.


Un tercer relato testimonia este sueño divino, se trata de un lienzo firmado y fechado en 1668 por Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. En un primer plano se retrata a Juan Cotrina en posición orante y de rodillas ante la Virgen, a quien acompañan dos ángeles a su espalda. La imagen de María, se podría suponer, seguiría la descripción que Flórez de Ocariz y Zamora ofrecen, pero la figura de la madre de Jesús es más similar a una escultura mariana sentada en un trono que a la representada por Acero de la Cruz. ¿Qué modelo utilizó Arce y Ceballos para representar este tema teniendo en cuenta que existen otras dos advocaciones marianas en España que utilizan el término de las Aguas?


Es importante señalar que durante los siglos XVI y XVII la figura de la visión mística, fenómeno al que corresponde el sueño del bachiller, revestía gran importancia para la religiosidad promovida por el Concilio de Trento (1545-1563). La visualización de la divinidad y sus representantes se convierte en una forma de testimoniar el poder divino. En este caso, el ferviente amor del licenciado por la Virgen del Rosario permite que suceda el sueño y, tras él, la fundación de un convento y de una iglesia.


Una última pregunta surge con respecto a esta imagen única: ¿por qué ocupa un lugar dentro del antiguo templo de las clarisas? Las fuentes documentales con respecto a este personaje nos dan entender que esta imagen estuvo en posesión de Cotrina hasta 1680, año de su muerte, y que posiblemente estaba ubicada en su oratorio personal. Después de este año fue heredada por la monja clarisa Francisca de San José, hija del bachiller. En algún momento después de esta fecha pasó a ser parte de la iconografía de la iglesia.