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Monjas de La Enseñanza

Lana tejida
150 x 323 cm
13 de abril de 1809 (fechado)

Inscripción: ENSEÑANZA AÑO DE 1809 ABRIL. 13.


Durante el periodo colonial, las niñas y señoritas de diferentes sectores sociales se formaban principalmente en sus hogares. Allí se les daba una educación enfocada en la familia y el cuidado del hogar, sin dejar de lado los valores promulgados por la religión católica. Los conventos fueron también un escenario de aprendizaje. En ellos se instruía a las mujeres en canto y educación moral. Sin embargo, a este espacio solo podían acceder mujeres blancas. Para vestir el velo negro —usado por aquellas monjas que, dada su posición, contaban con ciertos privilegios—, debía aportarse una dote de alto valor, accesible solo a las familias más adineradas; para vestir el velo blanco, la dote aportada era de menor valor.


Tanto en el ámbito doméstico como en el conventual, se enseñaban labores textiles. Por lo que durante la Colonia, las mujeres contribuyeron en gran medida en la manufactura de tejidos tales como ornamentos litúrgicos, tapices y prendas de vestir. Para finales del siglo XVIII, el oficio de costurera, considerado de gran importancia, era, además, uno de los más rentables entre las pocas opciones laborales disponibles para las mujeres de ese entonces.


Las actividades de tejido y bordado fueron impulsadas como "adecuadas para las mujeres" desde el Renacimiento europeo, pues se consideraba que con esta labor manual ellas podían ocupar su mente en actividades que se consideraba les otorgaban gran virtud. Esta labor fue promovida también a partir de imágenes de la Virgen y de diversas santas, consideradas modelos a seguir para las mujeres católicas. La práctica textil se difundió en el territorio americano y fue parte fundamental de las labores femeninas, pese a que allí adquirió un carácter más utilitario, pues les permitió a las mujeres vender y generar ingresos a partir de sus productos.


Solo hacia fines del siglo XVIII, con la fundación del Colegio de la Enseñanza, un grupo de mujeres que hacía parte de las familias más adineradas de Santafé empezó a participar en una vida escolar fuera de los espacios previamente establecidos como propios de la población femenina. Sin embargo, esta institución mantuvo un modelo educativo similar al que se manejaba en los conventos, por lo que la educación la impartían generalmente monjas criollas. Fue en este contexto en el que se labró esta alfombra, perteneciente a la colección del Museo Colonial. La pieza es hoy testimonio de la educación de las mujeres durante el siglo XVIII y XIX, y de la gran importancia que en este Colegio se le dio a la enseñanza del tejido y de las labores manuales.


Esta institución educativa enfocada en la población femenina, la primera de este tipo en el Virreinato de la Nueva Granada, tuvo sus inicios en 1783 gracias a las donaciones de doña María Clemencia Caicedo y Vélez, y buscaba propiciar la figura de una 'buena doncella', que según los postulados católicos debía demostrar buenas virtudes, buenas costumbres y un gran dominio de sí misma.