Pieza del mes - Junio 2020 - Museo Santa Clara
La ascensión del Señor
Anónimo
Óleo sobre tela
152 x 140 cm
Siglo XVII
A partir
de las disposiciones establecidas por el Concilio de Trento (1545-1563), surgió
un gran interés hacia los diferentes episodios de la vida de Cristo, lo que
llevó a que fueran representados en variedad de técnicas y estilos. Resultado
de ese interés es esta pintura del siglo XVII sobre la Ascensión del señor. Según el
Evangelio de Lucas, fuente textual de esta iconografía, cuarenta días después de
la Resurrección, Jesús anunció a sus discípulos la venida del Espíritu Santo.
Después de este anuncio, Cristo, por su virtud y por voluntad propia, subió al
cielo. La pintura del Museo Santa Clara representa este momento mediante una
escena dinámica en la que los apóstoles, con sorpresa, contemplan el rompimiento
de gloria que envuelve a Jesús en el momento que asciende en cuerpo y alma
al cielo.
A nivel
compositivo, esta pintura anónima se inspira en el grabado 148 del libro Evangelicae
historiae imagines (1593), del jesuita español Jerónimo Nadal (1507-1580). Encaminado
a desempeñar una función pedagógica, el libro buscaba explicar, mediante una
serie de reflexiones en torno a determinados episodios evangélicos, las
enseñanzas que de ellos se desprenden y mostrar cómo debían emplearse en la
oración. Con miras a cumplir esta finalidad educativa, Nadal propuso una
relación entre texto e imagen: para entender la composición, el lector debe
seguir el orden indicado por las letras distribuidas en diversas partes del
grabado; estas, a su vez conducen a explicaciones a pie de imagen en torno a la
iconografía y sus significados. El éxito del libro de Nadal fue tal, que para
1639 se publicó una edición en chino con 59 ilustraciones.
Al comparar
las dos imágenes encontramos variaciones significativas desarrolladas por el
pintor para adaptar el grabado (imagen 1) al óleo (imagen 2). Uno de los
cambios más interesantes es la omisión de algunos personajes. Así por ejemplo,
el coro angélico que rodea a Jesús, la mandorla con querubínes visible
en el resplandor que emana del cuerpo del Señor y los seres alados ubicados en
la parte inferior del grabado, ya no aparecen en la pintura. Si en el libro
estos elementos cumplen una función didáctica o pedagógica, en la pintura no
sucede lo mismo. En cambio, las omisiones permiten un fuerte énfasis en la
sorpresa de los apóstoles —quienes, dispuestos en semicírculo, alzan al cielo
sus miradas manifestando con el gesto de sus brazos el asombro de su visión—; y
en la majestad y gloria de Cristo —representadas como irradiaciones de deslumbrante
color dorado que salen del cuerpo del Señor.
Imagen 1. La ascensión, Jan Wierix (grabador), grabado
tomado del libro Evangelicae historiae imagines (1593), de Jerónimo
Nadal. | Imagen 2. La ascensión
del Señor, Anónimo, óleo sobre tela, siglo XVII. |