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Resplandor

Anónimo
Plata repujada, cincelada y calada
33 x 43 x 0,5 cm
Siglo XVIII

Durante el periodo colonial neogranadino, la plata fue un material frecuente en la fabricación de objetos religiosos, considerados entonces de especial importancia y utilidad para el proceso de evangelización. Algunos de ellos se empleaban en los ritos litúrgicos, otros enriquecían las imágenes devocionales. Este último es el caso de los resplandores. Estas piezas de plata labrada engalanaban la cabeza de algunas esculturas religiosas. De ellas el Museo Colonial conserva varios ejemplares.


La costumbre de ataviar esculturas con distintos tipos de joyas como anillos, aretes y pulseras fabricadas en metales y piedras preciosas, se remonta a la Edad Media. Entonces era también frecuente labrar atributos iconográficos en estos mismos materiales. Con esta práctica los fieles podían expresar su devoción, también gracias a ella se ponía de realce el carácter sacro de las imágenes. Dicha tradición llegó al territorio americano y tuvo amplia difusión: las esculturas comenzaron a ornamentarse principalmente con objetos de platería o con vestidos donados por los fieles.


La estructura del Resplandor que alberga el Museo sigue el modelo tradicional de este tipo de pieza, consistente en un semicírculo o diadema coronado por un conjunto de formas que imitan rayos solares. La presencia de diversos motivos ornamentales permite inferir que esta pieza adornó esculturas marianas. Algunos rayos son ondulados y alternan con otros rectos que rematan en estrella, haciendo referencia a la corona de estrellas de la madre de Cristo. Un rayo de mayor longitud que remata en una cruz se ubica en la parte central y más elevada de la diadema, mientras que una figura en forma de concha se sitúa en la mitad de la estructura, de la que se desprenden enrolados terminados en motivos fitomorfos, los cuales también se asocian a la figura de María.


El uso de resplandores, potencias y piezas similares señala la particular relación que la sociedad colonial tuvo con las imágenes sagradas. Con estos elementos ornamentales, así como con el uso de ropajes, las imágenes, creadas para avivar la devoción de los fieles, adquirían una condición que podría calificarse de performática: el brillo y efectos lumínicos de la plata comunicaban la divinidad y santidad asociadas a estas figuras religiosas. Los resplandores, en concreto, constituyeron una forma de materializar la luz y brillo que irradian las imágenes de las vírgenes.