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​El Museo Colonial alberga una muy variada colección de artes decorativas. Encontramos en ella, entre otros objetos, puertas, columnas, frisos y otras piezas en madera; elementos tallados en piedra; relojes; espejos, piezas de vidrio. Uno de los grupos más numerosos de esta colección es el de las piezas en cerámica y porcelana. Entre las obras de este subconjunto, algunas son de manufactura china; otras se fabricaron en Europa, en países como Holanda, Inglaterra y Francia. Ejemplo de una pieza en cerámica de manufactura francesa es esta Jardinera. Las jardineras son recipientes rectangulares usados para la siembra de plantas ornamentales de interior. Destinada probablemente a plantas pequeñas o medianas, la jardinera de nuestro Museo cuenta con un agujero redondo en el centro de su base, característica que confirma su uso original; este tipo de orificio, habitual en piezas destinadas a la siembra, sirve para drenar el excedente del agua de riego.


Nuestra Jardinera es una de las que arribó al territorio neogranadino en la categoría de objetos de lujo, no solo por la riqueza de sus materiales, sino también por los desafíos y riesgos que implicaba su transporte por la accidentada geografía americana. Para su traslado a Santafé, este tipo de objetos debían traerse en barcos en viajes transoceánicos desde Europa hasta Cartagena; luego, tomaban la vía fluvial hasta Honda; por último, se llevaban a lomo de mula e, incluso, a hombro hasta llegar a su destino.


Una serie de ornamentaciones en formas redondeadas y algunas similares a volutas dan forma a la base de esta pieza, que tiene decoraciones en dorado y flores en tonos pastel en su frente, combinación cromática común en el estilo francés del siglo XVIII. Los bordes ahuecados del segmento superior, característicos del diseño francés de la época, hacían a este tipo de piezas susceptibles de sufrir daños con facilidad: la pérdida de material era frecuente. En efecto, en el borde superior de esta Jardinera se notan daños de este tipo. No es posible saber si estos ocurrieron en el trayecto desde Europa hasta la Nueva Granada o si fueron debidos al uso; en cualquier caso, tal deterioro da cuenta de la fragilidad del material y de las dificultades para mantenerlo en buen estado.


Debido a su valor y materialidad, en la Colonia muchas de estas piezas fueron objetos de admiración entre diferentes miembros de la élite por lo que fue habitual que se exhibieran, vacías, a modo de decoración en iglesias o en casas de familia. En el caso de esta pieza, no es posible determinar si fue utilizada como jardinera o si solamente era exhibida. Por la complejidad de sus decoraciones y el buen estado en que está su interior, puede pensarse que solía ser usada para mostrarse o que pudo haber sido utilizada para contener plantas durante un muy corto tiempo.