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Pieza del mes - Julio 2020 - Museo Santa Clara

San Agustín protector de su orden

Anónimo

Óleo sobre tela

141 x 92 cm

Siglo XVII

 

San Agustín nació en la ciudad de Tagaste, actual Argelia, en 354 e. c., y murió en la ciudad de Hipona, Argelia, en 430 e. c. En 396 fue nombrado obispo de Hipona e inicio una lucha contra diversas herejías que surgieron en el norte de África. Dada su actividad teológica y filosófica es considerado uno de los grandes doctores de la Iglesia latina.


Al ser una de las figuras más conocidas del catolicismo, varios momentos de su vida han sido representados, y su imagen se encuentra en diversas alegorías. En este caso, el episodio representado se inspira en el grabado 28 de la serie Iconographia Magni Patris Aurelli Agustini (1628), grabada por Boetius Bolswert,  que muestra al santo como protector de la orden que lleva su nombre. Tanto en la pintura como en el grabado reconocemos a san Agustín por su vestimenta obispal, báculo y capa pluvial sostenida por dos ángeles.


Es importante señalar que, aunque son varios los elementos comunes entre el grabado y la pintura, esta última solo copia la composición general de su modelo, es decir: la posición central del santo, la capa abierta que cobija al grupo de figuras ubicadas en la parte inferior y la mirada de Agustín dirigida hacia el cielo, gesto que le permitiría comunicarse con Dios, representado por el Espíritu Santo. Ahora bien, el óleo representa a san Agustín no solo como protector de los miembros de su orden sino también de las diversas corporaciones laicas y religiosas que siguieron los principios establecidos por el santo. Por esta razón, en el segmento inferior derecho del óleo se ubican personajes civiles y militares, a diferencia del grabado, en el que solo representantes religiosos acompañan al santo. Presidiendo el grupo laico del óleo, destaca un personaje con las manos en posición orante; estampada en su pecho reconocemos la cruz de Calatrava, símbolo de una orden de caballería fundada en el siglo XIII e. c., con la finalidad de luchar contra los musulmanes presentes en la Península Ibérica. Estas claves visuales permiten identificar a este sujeto como el donante de la obra.


Otros elementos comunes a ambas imágenes son la presencia, en la parte inferior, de la mitra, símbolo del cargo de obispo, y la de tres rostros sometidos bajo los pies del santo. Estos corresponderían a las figuras de Pelagio, Donato y Manes, fundadores respectivamente, del pelagianismo, el donatismo y el maniqueísmo, doctrinas consideradas heréticas por los católicos y que san Agustín combatió tras su conversión a la fe cristiana. El pelagianismo plantea que los hombres nacen sin la culpa del pecado original, que solo habría afectado a Adán, y que la gracia divina se recibe por mérito, no por herencia. Por su parte, el donatismo corresponde a un movimiento religioso, iniciado en Cartago, según el cual solamente aquellos sacerdotes que fueran intachables podían administrar los sacramentos, postura contraria a la objetividad de los mismos. Finalmente, el maniqueísmo, fue una doctrina religiosa fundamentada en la creencia de que existen dos principios contrarios que luchan entre sí: el bien y el mal.


Imagen 1. Iconographia magni patris Aurelli Augustini: Hipponensis episcopi, et ecclesiae doctoris excellentissimi, grabado sobre papel, Petri Hieronymus y George Maigret; Boetius Bolswert, grabador, 1624. Digitalizado por la Biblioteca de la Universidad Villanova. Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 4.0 International (CC BY-NC-ND 4.0).

Imagen 2: San Agustín protector de su orden, anónimo, óleo sobre tela, siglo XVII. Colección Museo Santa Clara.