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"Senderos de luz y agua" - Pablo Posada Pernikoff
Lugar: Museo Santa Clara
Fecha: Del 9 de agosto al 9 de septiembre de 2012
La instalación titulada ‘Senderos de luz y agua’ del artista Pablo Posada Pernikoff, exhibida en el Museo Iglesia Santa Clara, contó con 31 piezas doradas, plateadas y de vidrio. Oro, luz y sombra, elementos usados en el barroco colonial, formaron parte del lenguaje con el que el artista dialogó con este ámbito a través de sus trípticos de metal, sus esculturas de cristal y sus relieves.
Posada Pernikoff es un artista plástico nacido en España, de nacionalidad colombo-francesa, con estudios de ingeniería y matemáticas en la Universidad de los Andes de Bogotá y en Montreal (Canadá), Maestría en Diseño Industrial del Istituto Europeo di Design y graduado de la Facultad de Pintura de la Accademia di Belle Arti di Brera en Milán (Italia). Fue uno de los primeros estudiantes en recibir el título de Doctor en Bellas Artes de la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio (Japón), donde reside desde hace varias décadas.
En el contexto de su experiencia multicultural y de su formación académica, Posada Pernikoff lee las líneas de fuerza que actúan en la naturaleza sobre la materia. A partir de esta lectura, creó su propuesta artística en la que representó el paso del tiempo en los procesos de transformación y cambio de los fenómenos naturales. Para mostrar dicha transformación, empleó técnicas y materiales diversos: la pigmentación de las superficies, la oxidación de los materiales y corrosiones con ácidos, el tallado del vidrio, el intaglio y los relieves, que se fusionaron para darle vida a su obra.
El resultado final de este diálogo propuso generar un vínculo con los visitantes del Museo, quienes se encontraron con una instalación llena de sutiles variaciones de color producidas por la forma como la luz toca las piezas, y de texturas, producidas por la transformación de la materia. La instalación reveló también las múltiples influencias de las culturas japonesa, francesa y colombiana, entre otras tantas con las que el autor ha convivido.
En los primeros siglos de conquista y colonización, se encontraron la sociedad hispánica y la precolombina, cada una con todo un largo y complejo bagaje cultural. Un punto en común, entre otros, los unía: el oro y sus juegos de luz… Ese mismo oro llevó a Colón a recorrer los caminos del agua en la búsqueda de las minas del reino de Zipangu, el antiguo Japón. En vez de ello, los caprichos del agua y del viento lo trajeron a estas tierras. Esa fuerza enigmática del oro y el movimiento cíclico del agua, que persisten hasta nuestros días, se reprodujeron en esta instalación. -Pablo Posada Pernikoff