San Francisco Solano
Anónimo
Óleo sobre tela
223 x 236 cm
1652 (Fechado)
 
Esta pintura fue una de las primeras que ingresó al antiguo templo de Santa Clara. Representa a san Francisco Solano, santo español de finales del siglo XVI, enviado por los franciscanos como misionero a la provincia de Tucumán, actual Argentina.

Se le reconoce por portar el crucifijo y vestir el sayal franciscano. Además, en el lado derecho de la pintura se observa una pequeña escena que suele ser acompañante iconográfica de las representaciones del santo, en la que se le representa junto a un toro echado y sometido ante él. Esta imagen alude a un episodio de su vida, ocurrido en San Miguel de Tucumán: estando allí el santo predicando, un toro de lidia se soltó y echó a correr por las calles, él se enfrentó al animal y lo dominó por medio de la oración.

Sin embargo, la pintura presenta dos atributos que no corresponden a la iconografía de san Francisco Solano: la herida que expone en el pecho (encontrada en la restauración realizada en la década de 1980) y el círculo de aves que se posan sobre su cabeza. Ambos pertenecen, sin discusión alguna, a la representación de san Francisco de Asís, fundador de la Orden de Frailes Menores, conocidos como franciscanos. Este santo se reconoce iconográficamente por las heridas en sus manos, pies y pecho (estigmas) y por las aves relacionadas con la prédica a los animales, escena de su vida que le ha valido el título de santo ecologista.

La presencia de estos atributos, ajenos a la iconografía de san Francisco Solano, evidencia que esta pintura fue una representación de san Francisco Asis, transformada posteriormente en la de san Francisco Solano. La transformación iconográfica o estilística de una pintura, era una práctica común en el periodo colonial y estaba ligada al cambio en las devociones de un templo o una comunidad, lo que explica la existencia de este tipo de imágenes.