Lavatorio
Anónimo santafereño
Óleo sobre tela
211 x 505 cm
Siglo XVII
 
En la pintura podemos ver a Jesús inclinado lavando los pies de Pedro mientras, a los lados, los demás apóstoles observan la escena en compañía de varios ángeles. Esta es la representación de una escena bíblica narrada en el Evangelio de Juan, que acontece justo antes de la última cena, cuando Jesús lava los pies de sus discípulos en señal de humildad y sacrificio:
 
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. Llega a Simón Pedro; éste le dice: “Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?” Jesús le respondió: “Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde” Le dice Pedro: “No me lavarás los pies jamás”. Jesús le respondió: “Si no te lavo, no tienes parte conmigo”. Le dice Simón Pedro: “Señor, no solo los pies, sino hasta las manos y la cabeza”. Jesús le dice: “El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos”. Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: “No estáis limpios todos” Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: “¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros.
Juan 13, 1-15
 
El ritual del lavado de pies como señal de purificación fue muy común en el mundo antiguo. En la actualidad, esta ceremonia hace parte de la liturgia de la Semana Santa, reglamentada por Pío XII en 1955, e incluso llegó a ser practicada por los monarcas ingleses, jefes máximos de la iglesia anglicana.
 
El tema del lavatorio ha sido ampliamente representado en la iconografía cristiana. Una de las imágenes de esta escena más reconocidas en la historia del arte es la realizada por Tintoretto, que adornó la sacristía de El Escorial y que actualmente se conserva en el Museo del Prado en Madrid.