Es importante notar que esta exposición fue en gran medida resultado de un doble proceso investigativo por parte de Agudelo: por un lado, el estudio atento y detallado de la colección de platería del Museo Colonial y por otro, la exploración de diversas técnicas tradicionales —como el repujado, el cincelado y el calado—, desarrollada en la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo. La indagación de las piezas del Museo, le proporcionó a Agudelo un referente material e histórico importante para recomponer cálices, vinajeras y otros elementos coloniales de tipo litúrgico, resignificándolos, a fin de entenderlos desde su materialidad; el trabajo en la Escuela, por su parte, le permitió familiarizarse de manera práctica con antiguas técnicas —aún en uso— para labrar los metales nobles.

En particular, Tocado fúnebre recrea los tocados presentes en los retratos de monjas fallecidas. Este tipo de representación pictórica buscaba representar las vidas de algunas religiosas de clausura; allí, las flores de los tocados están cargadas de un elaborado lenguaje simbólico alusivo a las diversas virtudes de estas mujeres, en su época consideradas modelos de vida. Es en relación con este contexto que la pieza de Agudelo establece un diálogo con este tipo de ornamentos, recuperando y manteniendo algunas de sus características materiales, técnicas y simbólicas al mismo tiempo que las resignifica interpelando y cuestionando los valores culturales que previamente se les han asignado.