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Pieza del mes - Diciembre 2018 - Museo Colonial

Santa Catalina de Siena recibiendo la corona de espinas

Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (atribuido)

Óleo sobre tela

106 x 79 cm

Segunda mitad del siglo XVII


Catalina de Siena fue una de las santas más representadas en el arte colonial, pues su devoción estuvo estrechamente ligada a la difusión que la orden Dominica hizo de su figura. Nació en Siena, Italia, en 1347. Desde su infancia su vida estuvo marcada por una serie de experiencias místicas, entre las que destacan dos momentos culminantes: primero, el encuentro con Jesucristo en 1336; y más adelante, en 1375, la estigmatización de la santa. Ambos episodios se representan con bastante frecuencia en los ciclos pictóricos dedicados a su vida. Catalina murió en 1380, a los 33 años.


Este óleo sobre lienzo atribuido al pintor colonial Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos representa el momento en el que Jesús entrega a la santa la corona de espinas que, según cuenta la tradición, ella misma eligió recibir. De acuerdo con la tradición, en este episodio místico el Hijo del Hombre se le aparece a la santa y le ofrece una corona de oro y una de espinas; si elegía la segunda, a Catalina se le otorgaría el oro en la vida eterna. La santa tomó el cerco de espinas, pues era el que había llevado Cristo durante la Pasión.


El éxtasis religioso, que en este óleo se confunde con la muerte, se presiente en el cuerpo inerte de Catalina, sostenida por dos ángeles. La intensidad de la experiencia se enfatiza mediante dos gestos de la santa: la mirada cerrada y la cabeza alzada hacia el cielo. En el extremo superior izquierdo del cuadro se ve una ruptura color oro, de la cual emerge Jesús ofreciendo a la santa la corona, mientras de su boca sale una inscripción en latín. A los pies de la mística de Siena, tres rosas blancas hacen referencia a la experiencia y al dolor que ha de sufrir a partir de esta elección.


Uno de los detalles más interesantes de este óleo es la presencia de una pintura dentro del cuadro. En el extremo superior del óleo se ve un pequeño cuadro que representa el martirio de san Lorenzo, diácono de la Iglesia primitiva que murió en la hoguera por órdenes de un prefecto codicioso. La presencia de imágenes dentro de las imágenes señalan el uso que las pinturas religiosas tenían en las prácticas devocionales del siglo XVII, pues el objeto visual es un elemento de reflexión que ayuda al trance místico. La figura del santo representado se convierte en un modelo visual de enseñanza y modelo a seguir.