San Nicolás de Tolentino
Anónimo
Óleo sobre tela
85 x 50 cm
Siglo XVII

San Nicolás de Tolentino fue un santo italiano del siglo XIII, miembro de la Orden de San Agustín. Lleva el hábito negro de los agustinos, cubierto con unas pequeñas estrellas, haciendo alusión a una escena de su vida, cuando fue guiado por las estrellas hasta una iglesia durante la noche. En esta pequeña imagen, ubicada en la predela del retablo del púlpito del Museo  Santa Clara, aparece con un cristo en su mano derecha y un lirio, símbolo de la virtud, en su mano izquierda. En esta mano lleva también un plato con una perdiz. Este atributo recuerda una de las escenas más famosas de su vida. Al final de sus días, estaba muy enfermo y recluido en su celda, se negaba a comer. Sus superiores le enviaron una perdiz asada y él la revivió. Por esta escena adquirió fama como santo milagroso, aunque puede que este episodio  esté inspirado en la vida de su homónimo san Nicolás de Bari cuando revive a los tres niños que le iban a dar de alimento.

A san Nicolás de Tolentino, al igual que a la Virgen del Carmen y el arcángel san Miguel, se le considera el abogado de las ánimas del purgatorio. Esto se debe a una escena de su vida, cuando supuestamente una noche el santo tuvo una visión donde un fraile del convento de Sant’Angelo en Tolentino que había fallecido recientemente le pidió que orara y ofreciera misas para la salvación de él y otras ánimas en pena. Conmovido, san Nicolás ofició las misas de esa semana por las ánimas del purgatorio, elevó oraciones y ayunó. Ocho días después tuvo una visión donde el mismo fraile y las demás ánimas le agradecían por su intercesión.  Este culto cobró gran importancia y a lo largo y ancho del mundo católico se erigieron iglesias y capillas y se fundaron cofradías alrededor de la figura de este santo