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Educación de la Virgen
Anónimo
Óleo sobre tela
79 x 72cm
Siglo XVIII
 Dentro de la pintura flamenca es posible encontrar algunas representaciones en las que, de acuerdo con los evangelios apócrifos, se muestra a la Virgen junto a otras jóvenes estudiando en el templo. Sin embargo, el motivo iconográfico en el que santa Ana (en ocasiones acompañada por san Joaquín) se representa como la maestra de María surgió en Sevilla a principios del siglo XVII. Según el tratadista Francisco Pacheco, este tema apareció cuando un escultor hispalense modificó una talla de santa Ana, que se encuentra en la iglesia de la Magdalena, agregándole una imagen de la Virgen niña leyendo. A partir de este episodio, pintores como Juan de Roelas trasladaron este motivo a la pintura, el cual llegó a ser representado por Murillo, Velásquez y Zurbarán.
 
La presente pintura fue realizada según el modelo sevillano. En ella vemos a santa Ana sentada sosteniendo un libro abierto con el que enseña a la Virgen niña, quien está de pie a su derecha. En el lado opuesto, está san Joaquín, sentado, leyendo un libro que sostiene con su mano izquierda.
 
Durante el periodo colonial, este tipo de representaciones de la educación de la Virgen llegaron al territorio neogranadino, donde fueron empleadas como ejemplos para hacer énfasis en la importancia de la institución familiar y en el cuidado y la buena enseñanza de los hijos. En el contexto de la Nueva Granada, que estaba marcado por el maltrato y el abandono de niños, este tipo de imágenes transmitieron modelos que servían de ejemplo a las madres, que debían cuidar de sus hijos y transmitirles la fe y los valores morales cristianos, y a las hijas, quienes debían obedecer a sus padres con el fin de ser aptas para integrar el cuerpo social colonial.