Pieza del mes - Agosto 2019 - Museo Santa Clara
San Buenaventura
Anónimo
Madera tallada y tela encolada policromada
105 x 45 x 40 cm
Siglo XVII
Esta escultura de autor anónimo representa a san Buenaventura, religioso italiano del siglo XIII y una de las figuras más importantes de la orden de los franciscanos. Teólogo y filósofo de la Universidad de París, destacó como gran pensador en estas materias, cuya enseñanza impartió entre sus compañeros franciscanos. Nombrado general de la orden en 1257, logró llegar a varios consensos con los diferentes bandos que interpretaban de manera diversa la regla franciscana, razón que ha llevado a reconocer en él a un segundo fundador de esta orden. Maestro y autor de varias obras, entre sus escritos destacan dos: las Leyendas menores y mayores de la vida de san Francisco (1261) y el Breviloquio (1257), un breve discurso sobre las Sagradas Escrituras y las verdades de la fe en que se evidencia la fuerte influencia que ejerció la filosofía de santo Tomás de Aquino (1225-1274) en este santo florentino. Murió en la ciudad de Lyon, Francia, en 1274.
Representado generalmente con el hábito franciscano, compuesto por el sayal y el cordón, los atributos que identifican a san Buenaventura son el libro, símbolo de sus escritos teológicos y filosóficos; la pluma, emblema de su labor de escritor, y un bonete. Otro atributo que lo representa es la iglesia, que en ocasiones lleva en sus manos como símbolo de su estatus de doctor de la Iglesia, título que le confirió el papa Sixto V (1521-1590).
En el san Buenaventura del Museo Santa Clara, es posible observar los atributos de la pluma y el libro. La presencia de esta talla en la parte superior del tornavoz del púlpito, lugar que ocupan los curas al momento de dar el sermón, hace referencia a la elocuencia y conocimientos que debe tener el clérigo a la hora de transmitir la palabra de Dios.
Durante el periodo de la Independencia, los santos predicadores como san Buenaventura se convirtieron en modelos a los que curas y sacerdotes se encomendaban en sus sermones para lograr eficaces argumentos a favor o en contra del proceso de Independencia. Al igual que en el caso del santo italiano, la lengua y razonamientos de los curas neogranadinos debían ser certeros en su interpretación de los fenómenos actuales con relación a la teología y las sagradas escrituras, para poder así convencer a la feligresía.